jueves, 18 de septiembre de 2014

Las balsas de cueros de lobos marinos en el período salitrero: artículo olvidado del historiador Oscar Bermúdez.

Presentaremos aquí  un artículo   muy poco conocido del historiador Oscar Bermúdez Miral  sobre el empleo de las  balsas de cueros de lobos marinos   en los puertos  salitreros del norte de Chile, en la década del 1890. Las  dos ilustraciones que  aquí se acompañan, corresponden a la obra del periodista irlandés William Howard Russell (1820-1907) titulada A Visit to Chile and the Nitrate Fields of Tarapacá, que fuera publicada   en Londres (J.S. Virtue & Co), en 1890   (Fig. 2). Ambas son fotografías directas del original. La ilustración  del carguío de salitre por medio de balsas de cueros de lobos marinos  que aquí presentamos (Fig. 1)  es obra  del afamado dibujante inglés Melton Prior  (1837-1910), quien ilustra con numerosos grabados  las actividades portuarias  y los establecimientos salitreros y faenas en dicha época. En su época, Prior trabajaba como dibujante para  la revista London Illustrated News de Inglaterra.

El  sabroso y notable texto de Russell   así como los excelentes grabados de Melton Prior que lo acompañan constituyen, tal vez,  la mejor representación que existe hoy  de la actividad extractiva  y  del procesamiento  y  carga del salitre en su época. No conocemos ningún  otro ejemplo que ostente tan perfecto complemento entre descripción  literaria y dibujo. Tal brillante simbiosis  nos permite hoy reconstruir, con gran fidelidad, la actividad  diaria de carga de los navíos que conducían el salitre a los puertos europeos y norteamericanos. Este es, precisamente, el objetivo confeso del trabajo de Bermúdez  que aquí presentamos a nuestros  estimados lectores y seguidores.




Fig. 1.  Carguío  de los sacos salitreros  por medio de balsas de cueros de lobo marino en el puerto de Pisagua (1889).  Obsérvese los numerosos veleros y clippers surtos en el puerto, a la espera del cargamento. En el grabado, se puede observar no menos de  6 ó 7  balsas, en plena faena de transporte. Note, igualmente,  la "cama",   hecha de manojos de totoras amarradas, que servía de  colchón para el lanzamiento de la balsa al agua, evitando el violento roce con las piedras. Esta notable ilustración  aparece en la obra citada de  William Howard Russell frente a la pg. 235 del texto. Allí mismo, se puede  observar otras valiosas ilustraciones de Prior de establecimientos salitreros de la época y su sistema de  trabajo.
  
Fig. 2  Portada de la obra del periodista y reportero William Howard Russell, publicada en Londres  en 1890.  El grabado (a la izquierda) muestra una escena  a bordo, en pleno viaje rumbo a destino.

Un artículo olvidado.

En el mes de Abril de 1968, el historiador del Norte Grande de Chile don Oscar Bermúdez Miral publicó un artículo sobre el tema en referencia en una casi desconocida revista de la Universidad del Norte de Antofagasta titulada "Revista de la Universidad del Norte",  Vol. II Nº 1: 35-40. El artículo, titulado: "Empleo de la balsa de cueros de lobo marino en el embarque del salitre",  aporta interesantes referencias sobre su uso en el carguío y descarga de  los barcos en una época en que no existían  muelles que  se prolongaran hasta aguas profundas. Era entonces preciso recurrir a  las lanchas  o botes. Pero no era fácil sortear  el fuerte oleaje en la zona de las rompientes  de la zona costera, antes de arribar a la playa. Este tipo de balsas, de claro ancestro indígena local,  resultó ser, de lejos, la embarcación más apta  para ello.  En beneficio de los colegas y estudiantes de las disciplinas de historia, geografía,  antropología y arqueología de nuestro país y  países vecinos, reproducimos aquí el artículo in extenso, con algunos comentarios y reflexiones nuestras. Lo que más nos ha sorprendido en su atenta lectura, es  la confirmación de la enorme capacidad de carga de tales aparentemente tan frágiles embarcaciones, tal como lo demuestra este artículo.

Interés de Bermúdez por los changos.


Oscar Bermudez  se interesó siempre  muy vivamente por  estas extrañas embarcaciones. Me permito hacer al respecto,  un  recuerdo personal. En los años  1963-64   el que esto escribe era miembro del Museo  Regional de Antofagasta, entonces perteneciente a la Universidad del Norte, regentada por los padres de la Compañía de  Jesús (Jesuítas). Mi labor como joven jesuita en esos años, fue  colaborar en el Museo y realizar prospecciones arqueológicas conducentes a incrementar las colecciones históricas y arqueológicas del naciente Museo, dirigido en esos años por  Bernardo Tolosa Cataldo, joven entusiasta y  gran propulsor de los estudios pioneros del arte rupestre en la región de Antofagasta. Para tal efecto, hicimos con Tolosa numerosas expediciones en busca de materiales, especialmente a la zona de  Quillagua, Calama  y Chiuchíu. Por esos años, Tolosa era el encargado oficial  por el obispado de Iquique de  llevar  productos alimenticios donados por Caritas-Chile a la gente más pobre de los pueblos atacameños, entre ellos  Quillagua.  Pues bien, después de cada una de estas expediciones exhibíamos el el Museo Regional, en vitrinas  ad hoc,   el producto de nuestros hallazgos. Y aquí aparecía en el Museo, casi  todas las semanas, nuestro amigo Bermúdez, para  saber de boca nuestra detalles sobre los hallazgos. Era un insaciable  devorador de conocimientos concretos  y datos acerca del modo del vida  de los changos  costeros, cuyas huellas hallábamos a cada paso. Nos pedía -lo recuerdo bien-   una relación detallada de nuestras excursiones a pesar de que nunca  expresó, que yo recuerde,  el deseo de  acompañarnos en ellas.

Excursiones  en busca de materiales arqueológicos para el Museo.

Como en aquellos tiempos   (1963-65)  no existía aún Ley de Monumentos Nacionales,  (la primera Ley data del año 1970)  ni restricción o prohibición alguna, nos sentíamos autorizados a excavar y  llevar al Museo todo lo que encontrábamos. Hasta pequeños bloques con petroglifos cercanos a Quillagua fueron así a parar a las Colecciones del Museo de la Universidad del Norte, en calle Baquedano. Nos sentíamos, a la verdad,  al hacer esto, auténticos  salvadores del patrimonio arqueológico  regional que, de otro modo, tal vez hubiera sido destruido o vendido en el comercio informal, desapareciendo del país. En nuestro Museo, en cambio, todo quedaba allí registrado  y  fichado.

En el Museo Regional de Antofagasta.

Todos estos materiales,  han quedado afortunadamente conservados hasta  hoy  en la colecciones del Museo Regional de Antofagasta donde hace pocos meses pudimos ver, con mucha emoción y sorpresa,  los antiguos catálogos y los elementos culturales por entonces cuidadosamente  rescatados por nosotros. En capítulos de este mismo Blog,  hemos presentado  fotografías  nuestras de la época  y algunos de los primeros trabajos de investigación que audazmente nos atrevíamos a presentar  en la revista  de la Universidad del Norte.

El artículo de Oscar Bermúdez de  Abril  de 1968.

El artículo que aquí presentamos  examina, con  base en documentos históricos del siglo XIX, la capacidad de carga de las balsas que se emplearon en  el carguío del salitre en los puertos del extremo  norte de Chile, particularmente en Pisagua.  De especial interés, es la  fina descripción que aquí  nos hace don Santiago Humberstone del sistema de carga de las balsas y que nos entrega en su Autobiografía por entonces inédita, traducida del inglés por su hijo Frank H. Humberstone. . Esta descripción  es, probablemente, la  que más pormenores  nos ofrece sobre este particular, ya que  la inmensa mayoría de las antiguas descripciones  se detienen en presentarnos la peculiar forma y aspecto de estas balsas,  sin preocuparse tanto de su funcionalidad,   capacidad  y utilidad práctica  en las faenas portuarias de la época.

La imagen de Melton Prior del año 1890.

En su obra "Historia del Salitre" (tomo I), publicada en el año 1963  por las Ediciones de la Universidad de Chile,  aparece una reproducción del famoso grabado de la obra: A Visit to Chile and the Nitrate Fields of Tarapacá, del periodista ingWilliam Howard Russell, que visita Chile  y la zona salitrera desembarcando en los puertos de Iquique y Pisagua  en el año 1889. Las notables ilustraciones  son obra del dibujante  y reportero gráfico inglés Melton Prior   (Dibujo reproducido en la obra de Bermúdez, 1963, frente a la página  193). La descripción detallada de  Russell  se apoya en  los dibujos de este notable dibujante inglés, y ambos documentos entregan muchísima  información sobre  la forma concreta en que eran usadas estas balsas para el carguío de los sacos de salitre desde la playa para ser conducidos  a los clippers y veleros de la época por los barqueros changos. Esta obra se puede consultar en la Web: https://archive.org/details/visittochilenitr00russrich  y  se puede  examinar, igualmente, en la reproducción reciente hecha de la obra pictórica de Melton  Prior realizada en Chile   y que nos trae   Memoria chilena   (http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC00004319).

He aquí el texto completo del artículo de Bermúdez:

                                                                  Fig. 1.  Página  1

                                                                  Fig. 2, Página  2

Fig. 3, Página 3

                                                                 Fig.4, Página 4

                                                                   Fig. 5.  Página 5

                                                                 Fig. 6, Página final.


Consideraciones eco-antropológicas.

1.  Las balsas de cueros de lobos marinos  fueron usadas  en las costas del Pacífico de Sudamérica, al parecer, entre el puerto de Ilo en el sur del  Perú y el área  de Coquimbo, en la IV Región de Chile, en épocas tempranas. La extrema utilidad de estas embarcaciones para sortear hábilmente el oleaje,  las hizo prosperar  y difundirse hasta bastante más  al sur en Chile, y  llegaron a ser utilizadas en el siglo XIX  al menos hasta el puerto de Talcahuano.

2. Su empleo se relaciona directamente a la presencia abundante en nuestro litoral pacífico  del lobo marino Otaria jubata, Allen (sin. Otaria flavescens Shaw),  especie  que en los roqueríos costeros  suele  formar enormes colonias llamadas localmente "loberas". El lobo marino es parte esencial de la fauna  de la corriente de Humboldt,  y su alimento principal es la anchoveta (Engraulis ringens)  y otros peces de mayor tamaño de nuestras costas,  como el jurel, la merluza, la cabinza, el tollo, el tomoyo y otras especies.

3. No se conoce aún con exactitud   las fechas de sus primera utilización por el hombre de la costa pacífica, pero se presume que podría incluso  ser anterior a la era cristiana.

4. Changos, lobos marinos  y balsas,  constituyen una  unidad cultural inseparable.  Porque  del lobo marino el antiguo poblador chango obtenía  gran cantidad de  elementos esenciales para su vida: carne, grasa, sangre, tendones, huesos, cueros.  Embarcaciones, vestimenta y vivienda, eran  hechas de este otárido marino. Toda su vida y actividad,  dependía de la caza y faenamiento de este animal en tiempos antiguos.

5. Prácticamente, que sepamos,  no se ha conservado ejemplares  arqueológicos de estas balsas,  con excepción del hallazgo de pequeños fragmentos de cueros unidos por espinas de cactus   (trozos de la balsa primitiva),  a causa de su total destrucción por obra del tiempo. La razón  puede ser bastante simple. Sospechamos que, al ser desmantelada  y desechada  una balsa,  tras 4-6 años de uso, carcomida por los ratones o destrozada por los lobos marinos, sus materiales constructivos, incluídos los odres de cuero, debieron ser rápidamente consumidos en el  fuego hogareño, donde siempre escaseaba el combustible. Recordemos que estamos en una zona de  desierto absoluto, totalmente  carente de vegetación. Las tablas y amarras  de la "cubierta" de la balsa,  bien pudieron ser nuevamente empleadas en la confección de otra balsa, a causa de la carencia de madera en la zona.

6. Diversos autores   al examinar y estudiar en detalle  el bagaje cultural de estas comunidades costeras, han llegado a la conclusión de que la caza y utilización  del lobo marino y  el  empleo de estas embarcaciones  y su confección constituyen todo un complejo cultural,  parte muy importante y  significativa de su identidad cultural como etnia o pueblo. En tal sentido, hemos publicado un  trabajo con el título de "Identidad cultural  e indicadores culturales del grupo étnico chango",  en la revista "Norte Grande", Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Nº 6, 1978/79,  63-76.

7. Curiosamente, casi 20  años después del nuestro,  el historiador  Juan Alberto Herrera Veas publicaría un artículo casi con el mismo nombre: "Las etnias pescadoras del extremo norte: Indicadores culturales para los denominados changos", revista  electrónica Ethno, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Otoño 1997. Esta publicación ha sido reproducida y puede hoy ser consultada  en  la web:  www.csociales.uchile.cl/publicaciones/biblioteca/docs/ethno/ethno1.pdf.

8. ¿Eran efectivamente "changos" los cargadores que aquí vemos representados en el grabado de Prior?. Es  muy poco probable. Casi seguramente no lo eran, aunque alguno de ellos pudiese  tener sangre de aquel  ancestro lejano. La inmensa mayoría de los antiguos changos de nuestra costa norte pereció en las terribles epidemias de fiebre amarilla  y cólera desatadas en esta región costera a mediados y fines del siglo XIX, según consta documentalmente. Pero, en cambio,  la tradición marinera de las balsas de cueros de lobos marinos sobrevivió largamente  a su extinción como etnia y como pueblo.  Hay consenso unánime en los historiadores en reconocer la  capacidad de estas balsas para transportar, cada una, un enorme peso en distancias cortas, tal como lo demuestra Bermúdez en este artículo.

9. Como dato curioso y  más bien anecdótico, anotemos aquí que Russell denomina por error "bolsas" a  las "balsas". Así señala a los "Bolsa men"  y   sus "Bolsas". Para un extranjero de corta permanencia en nuestro país, resulta muy  fácil confundir "balsa" y "bolsa".

10.  El empleo de este tipo de balsas en la carga del salitre en los barcos, así como en el transporte de pasajeros y equipajes a bordo,  está ampliamente documentado en los relatos de numerosos viajeros extranjeros que visitan  nuestras costas desde mediados del siglo XIX.


Complemento bibliográfico de apoyo.

No podemos pretender  indicar aquí toda la riquísima bibliografía que  ha surgido sobre este tema en nuestro país y en el extranjero.  Solo un par  de referencias. Los estudiosos del tema, pueden encontrar, en las obras citadas,   numerosas otras referencias   que les pueden servir de guía para ahondar en su estudio.

A partir de los estudios pioneros de Ricardo Latcham  (1910, 1911),  fundamental para el estudio de los changos del extremo norte de Chile es hoy la siguiente obra:   "Las balsas de cueros de lobos de la costa de Chile", de Gualterio Looser, en la  Revista Chilena de Historia Natural, Año XLII (1938) : 232-266. Este trabajo es, probablemente, el más prolijo, acucioso y fundamentado de todos cuantos han sido escritos sobre este tema. 

También el valioso trabajo del arqueólogo  Hans Niemeyer:  "Una balsa de  cueros de lobo de la caleta de Chañaral de Aceitunas (Provincia de Atacama, Chile, Revista Universitaria (Universidad Católica de Chile), Año L-LI, Fascículo II,  257-269. Este último trabajo, de tipo francamente etnográfico, estudia  y nos muestra in situ  al último constructor de balsas de cuero de lobos marinos de la costa norte chilena, don  Roberto Alvarez, habitante de la citada caleta en plena operación  como constructor de balsas. Este recibió de su padre, pescador como él,  esta valiosa  herencia cultural,  por desgracia ya totalmente  extinta en nuestras costas. Gracias a Niemeyer  y su curiosidad científica,  hemos podido saber en detalle cómo eran construidas. 

Sobre este mismo tema, pero desde un punto de vista demográfico,  véase nuestro artículo en este mismo Blog:   "Demografía de los grupos changos en el siglo XVI: análisis de las fuentes tempranas", editado el 29 de Enero  del año 2009.


  
Fig.3.   Compare estas imágenes  de balsas dibujadas en el puerto de Pisagua con la balsa  dibujada  en la obra del ingeniero francés Amedée Francois  Frézier,  en la zona costera de Valparaíso o Quintero en  1712 (abajo).  Se puede notar, a primera vista,  diferencias importantes  en su construcción  y modo de empleo.

Fig. 4.  Conocida imagen  de dos balseros en sus balsas  que trae  la obra de  Frézier,   captada al parecer en la zona costera de Cobija  (?) donde recaló por unos días. El nombre de su obra es:  "Rélation du Voyage de la Mer du Sud aux côtes du Chili, du Pérou et du Brésil, fait pendant les années 1712, 1713 et 1714". (Amsterdam, chez Humbert,  1717).  Tanto la balsa como el balsero, muestran una clara idealización en este dibujo, hecho probablemente de memoria, en Europa. Nunca las balsas poseyeron esas puntas terminales tan finas, como aquí se representa. La realidad era bastante diferente, tal como se puede apreciar en la Figura anterior (Fig.2).